"Una vez que el fuego está encendido, aunque sea pequeño, lo avivarás dentro de ti;
en el horno de este santo monasterio se convertirá en una gran llama
y, por la luz de tu fuego, encontrarás más fuerza".
San Feodosij Manyavskij (Teodosio de Manyava)
en el horno de este santo monasterio se convertirá en una gran llama
y, por la luz de tu fuego, encontrarás más fuerza".
San Feodosij Manyavskij (Teodosio de Manyava)
Skete de Manyava
El skete de Manyava (Манявський скит; llamado también Український Афон y Хресто-Воздвиженський чоловічий монастир, Athos Ucraniano y monasterio de la exaltación de la Cruz) es, desde su fundación en el siglo XVII, un importante centro espiritual, cultural y artístico para Ucrania. Está ubicado en las cercanías del pequeño pueblo de Manyava, raión de Bogorodchanij, óblast de Ivano-Frankivsk (justo en los montes Cárpatos).
Lugar de apariciones de la Madre de Dios, relicario de iconos milagrosos, el skete es también famoso por su “piedra bendita” (блаженний камінь), gruta que sirvió de refugio para los primeros monjes de la región, en el siglo XIII, y desde donde brota un manantial de aguas sanadoras.
El skete de Manyava se hizo también famoso por su feroz lealtad a la ortodoxia y a las prácticas espirituales orientales. Sus monjes siempre se rehusaron a unirse con la iglesia romana, a diferencia de otros, en los territorios circundantes, que se sujetaron a la unión de Brest de 1596, en un lamentable intento por evitar la dominación del recién creado patriarcado de Moscú.
Pero sin duda, lo que hizo grato al skete en los corazones de los ortodoxos (e, incluso, en el de los uniatos), fue la sincera y cristalina espiritualidad de sus monjes. De hecho, en su época de mayor apogeo, llegaron a depender de él unos 200, plenamente comprometidos con su vocación.
Fue san Iov (Ivan Knyaginitskij en el mundo), quien lo fundó, en 1606, convirtiéndose ademán en su primer ihumen. Tras su muerte, lo sucedió san Feodosij (Teodosio), quien escribió su maravillosa y breve regla. Ambos son conocidos hoy como Manyavskij (de Manyava).
La regla de san Feodosij pide a los monjes celebrar juntos la mayor cantidad de alabanzas posibles:
"La oración en la iglesia debe hacerse en común, sin canto: vísperas, completas, maitines y las horas. Cuando sea posible, uno o dos veces por semana, se cantará la divina liturgia lenta y devotamente. Si no hay cantor, se leerá el himno querúbico tres veces, de manera larga y al unísono, dos antes de la entrada y una después; igualmente, el verso de la comunión, pero con fe y con temor de Dios. Para las vísperas, las estrofas se tomarán de aquéllas que estén disponibles, a veces en el estilo monástico, a veces el acatisto, a veces de la iglesia. Si hay oktoíjos o menaion, el servicio se tomará conforme al orden propio.
"En los maitines, la lectura del salterio y los himnos del tiempo se tomarán de acuerdo con la costumbre; luego, un canon de aquellos que estén disponibles, para seis u ocho troparia. Si es domingo o fiesta mayor, entonces se leerá devotamente todo el menaion, sin prisa; el polyeleos debe leerse y el versículo puede cantarse. El tropario y la doxología pueden cantarse, para consolación espiritual. Después de las estrofas se cantará el Dios es Señor y el gloria".
Para la devoción privada, también hay instrucciones muy claras:
"En la celda, la regla del salterio dos veces a la semana, y una paráclesis u otro canon al día. En las mañanas y en las tardes, trescientas o más postraciones , cada uno de acuerdo con sus fuerzas, pero con el conocimiento del padre espiritual. Deben rezarse seis rosarios de la oración de Jesús en el día y seis en la noche, con suprema atención y cuidado, devotamente, con contrición de corazón. Los monjes permanecerán en oración ininterrumpida, esto es, tendrán sus mentes fijas siempre en el Señor Jesús; y sentados, de pie, acostados, caminando y trabajando, se esforzarán incesantemente en decir: 'Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí', manteniendo en ello sus mentes".
Un contemporáneo de san Feodosij, el santo metropolita Petró (Mogila) de Kiev, Galich y de toda la Rus', escribió un valioso testimonio acerca del Skete de Manyava: “Si quieres ver siervos de Dios en forma humana, ve a los Cárpatos, donde ministran 200 ángeles encarnados, dedicados a la vida de Dios”.
Lugar de apariciones de la Madre de Dios, relicario de iconos milagrosos, el skete es también famoso por su “piedra bendita” (блаженний камінь), gruta que sirvió de refugio para los primeros monjes de la región, en el siglo XIII, y desde donde brota un manantial de aguas sanadoras.
El skete de Manyava se hizo también famoso por su feroz lealtad a la ortodoxia y a las prácticas espirituales orientales. Sus monjes siempre se rehusaron a unirse con la iglesia romana, a diferencia de otros, en los territorios circundantes, que se sujetaron a la unión de Brest de 1596, en un lamentable intento por evitar la dominación del recién creado patriarcado de Moscú.
Pero sin duda, lo que hizo grato al skete en los corazones de los ortodoxos (e, incluso, en el de los uniatos), fue la sincera y cristalina espiritualidad de sus monjes. De hecho, en su época de mayor apogeo, llegaron a depender de él unos 200, plenamente comprometidos con su vocación.
Fue san Iov (Ivan Knyaginitskij en el mundo), quien lo fundó, en 1606, convirtiéndose ademán en su primer ihumen. Tras su muerte, lo sucedió san Feodosij (Teodosio), quien escribió su maravillosa y breve regla. Ambos son conocidos hoy como Manyavskij (de Manyava).
La regla de san Feodosij pide a los monjes celebrar juntos la mayor cantidad de alabanzas posibles:
"La oración en la iglesia debe hacerse en común, sin canto: vísperas, completas, maitines y las horas. Cuando sea posible, uno o dos veces por semana, se cantará la divina liturgia lenta y devotamente. Si no hay cantor, se leerá el himno querúbico tres veces, de manera larga y al unísono, dos antes de la entrada y una después; igualmente, el verso de la comunión, pero con fe y con temor de Dios. Para las vísperas, las estrofas se tomarán de aquéllas que estén disponibles, a veces en el estilo monástico, a veces el acatisto, a veces de la iglesia. Si hay oktoíjos o menaion, el servicio se tomará conforme al orden propio.
"En los maitines, la lectura del salterio y los himnos del tiempo se tomarán de acuerdo con la costumbre; luego, un canon de aquellos que estén disponibles, para seis u ocho troparia. Si es domingo o fiesta mayor, entonces se leerá devotamente todo el menaion, sin prisa; el polyeleos debe leerse y el versículo puede cantarse. El tropario y la doxología pueden cantarse, para consolación espiritual. Después de las estrofas se cantará el Dios es Señor y el gloria".
Para la devoción privada, también hay instrucciones muy claras:
"En la celda, la regla del salterio dos veces a la semana, y una paráclesis u otro canon al día. En las mañanas y en las tardes, trescientas o más postraciones , cada uno de acuerdo con sus fuerzas, pero con el conocimiento del padre espiritual. Deben rezarse seis rosarios de la oración de Jesús en el día y seis en la noche, con suprema atención y cuidado, devotamente, con contrición de corazón. Los monjes permanecerán en oración ininterrumpida, esto es, tendrán sus mentes fijas siempre en el Señor Jesús; y sentados, de pie, acostados, caminando y trabajando, se esforzarán incesantemente en decir: 'Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí', manteniendo en ello sus mentes".
Un contemporáneo de san Feodosij, el santo metropolita Petró (Mogila) de Kiev, Galich y de toda la Rus', escribió un valioso testimonio acerca del Skete de Manyava: “Si quieres ver siervos de Dios en forma humana, ve a los Cárpatos, donde ministran 200 ángeles encarnados, dedicados a la vida de Dios”.